De nuevo me siento con ganas de hablar de este grupo sobre el cual ya divagué hace ya algunos meses en esta entrada. Aunque, bien pensado, tal vez no sean ganas de hablar sobre los Misfits. Quizá es simplemente que siento la imperiosa necesidad de escribir una entrada "con cuerpo" para nutrir este blog y los Misfits han sido lo primero que me llegó a la cabeza cuando me propuse plantarme aquí delante para llevar a cabo dicha tarea. Pienso, es decir, afirmo que se debe a que pasé largo rato en la ducha con el American Psycho de fondo.
En fin. Los Misfits. El inicio del horror punk, este subgénero musical que, en mi opinión, no se ciñe sólo a la música sino que abarca muchos otros ámbitos y terrenos y, desde luego, ha cultivado un enorme elenco de fans a lo largo de su desarrollo.
Intentaré no divagar en exceso. Creo que mi opinión sobre los Misfits ha cambiado desde aquella primera entrada sobre ellos. No es que me gusten más ni menos, aunque es probable que más, simplemente es que mis perspectivas ahora son diferentes. Sigo pasando horas escuchando una y otra vez la misma lista de canciones suyas, bien sea prestándoles toda la atención que merecen y escarbando en las letras para llegar a alguna conclusión... o simplemente como "música ambiental". Los Misfits son un gran acompañamiento, y sé que cuando vuelva a la rutina de los autobuses seguirán amenizando mis despertares. Los Misfits me siguen resultando herméticos de muchas maneras, indescifrables, extraños, peculiares. Aunque ahora los tengo más estudiados, más destripados de alguna manera. Voy comprendiendo algunas de sus canciones, incluyendo la inefable Helena. Y cuanto más interpreto o creo entender, más me gustan, desde luego.
Seamos sinceros. Desde un punto de vista técnico, la música no es esencialmente buena. Los ritmos se repiten de forma más o menos regular, con los cambios propios de un estilo, de un grupo y de los diversos miembros que lo han compuesto a lo largo de su historia. No tienen buenos instrumentos y, dependiendo de su etapa, ni siquiera un buen vocalista. Sin embargo, han tenido a Danzig, han tenido a Michale Graves. Han tenido excepciones fabulosas como Helena, confirmando que, de proponérselo, pudieron llegar a ser absolutamente increíbles.
Quiero, desde aquí, lanzar un silencioso réquiem personal por esta banda que ya no es ni mucho menos lo que era. Ahora, es decir, en el 2004 con su Project 1950, se dedican a versionar canciones de esa década... y el resultado no es muy adecuado. Suenan demasiado extraños. Desvirtúan a grandes como Presley -entre otros-, han decidido utilizar saxofones, Jerry Only no es siquiera una sombra de lo que fue Danzig y, en general, los Misfits han mutado en algo que... ya no son los Misfits. Prefiero dejarlos como estaban en los 90 y quedarme con esa idea, ese concepto. Genialidad. Horror Punk. Horror Punk que no está muerto, nunca lo ha estado.
En fin. Los Misfits. El inicio del horror punk, este subgénero musical que, en mi opinión, no se ciñe sólo a la música sino que abarca muchos otros ámbitos y terrenos y, desde luego, ha cultivado un enorme elenco de fans a lo largo de su desarrollo.
Intentaré no divagar en exceso. Creo que mi opinión sobre los Misfits ha cambiado desde aquella primera entrada sobre ellos. No es que me gusten más ni menos, aunque es probable que más, simplemente es que mis perspectivas ahora son diferentes. Sigo pasando horas escuchando una y otra vez la misma lista de canciones suyas, bien sea prestándoles toda la atención que merecen y escarbando en las letras para llegar a alguna conclusión... o simplemente como "música ambiental". Los Misfits son un gran acompañamiento, y sé que cuando vuelva a la rutina de los autobuses seguirán amenizando mis despertares. Los Misfits me siguen resultando herméticos de muchas maneras, indescifrables, extraños, peculiares. Aunque ahora los tengo más estudiados, más destripados de alguna manera. Voy comprendiendo algunas de sus canciones, incluyendo la inefable Helena. Y cuanto más interpreto o creo entender, más me gustan, desde luego.
Seamos sinceros. Desde un punto de vista técnico, la música no es esencialmente buena. Los ritmos se repiten de forma más o menos regular, con los cambios propios de un estilo, de un grupo y de los diversos miembros que lo han compuesto a lo largo de su historia. No tienen buenos instrumentos y, dependiendo de su etapa, ni siquiera un buen vocalista. Sin embargo, han tenido a Danzig, han tenido a Michale Graves. Han tenido excepciones fabulosas como Helena, confirmando que, de proponérselo, pudieron llegar a ser absolutamente increíbles.
Quiero, desde aquí, lanzar un silencioso réquiem personal por esta banda que ya no es ni mucho menos lo que era. Ahora, es decir, en el 2004 con su Project 1950, se dedican a versionar canciones de esa década... y el resultado no es muy adecuado. Suenan demasiado extraños. Desvirtúan a grandes como Presley -entre otros-, han decidido utilizar saxofones, Jerry Only no es siquiera una sombra de lo que fue Danzig y, en general, los Misfits han mutado en algo que... ya no son los Misfits. Prefiero dejarlos como estaban en los 90 y quedarme con esa idea, ese concepto. Genialidad. Horror Punk. Horror Punk que no está muerto, nunca lo ha estado.
1 comentarios:
Los Misfits ese grupo sobre el que divagamos tantas veces y a la hora de la verdad, nunca llegamos a puerto con ellos.
¿Les gustaba ser así de perroneros? Quizás porque pasan de canciones como Braineaters a Astro Zombies o incluso a su compleja Helena con cierta facilidad.
Sus letras son mares de oscura ternura salpicada por olas de vísceras y sabes que es una de las cosas que me encanta de ellos en adición a sus interminables referencias a los clásicos del cine de culto de terror.
Por desgracia toda su magia se acabó, irónicamente, con This Magic Moment... deleznable porque ya no son ellos.
The Misfits encontraron la hora de su óbito en 1999 con su Famous Monsters.
Réquiem por ellos.
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