Metamorfosis del vampiro

La mujer, entretanto, con su boca de fresa,
Retorciéndose como serpiente entre las brasas,
Colmando con su pecho los hierros del corsé,
Recita estas palabras impregnadas de almizcle:

“Tengo los labios húmedos y conozco la ciencia
De olvidar en el fondo de un lecho la conciencia.
Seco todos los llantos con mis senos triunfantes,
Reír hago a los viejos con risas infantiles.
‘Y para quien me vea desnuda y sin mis velos
Soy la luna y el sol, las estrellas y el cielo!
Soy, mi querido sabio, tan erudita en goces,
Cuando sofoco a un hombre en mis temibles brazos,
O cuando ofrezco el pecho a crueles mordiscos,
Tímida y libertina, y frágil y robusta,
Que sobre esos colchones que de emoción se pasman
Los impotentes ángeles por mí se perderían.”

Cuando ella hubo chupado de mis huesos la médula
Y yo, lánguidamente, me hube vuelto hacia ella
A besarle los labios con amor, hallé sólo
Un pringoso pellejo, chorreante de pus.
Cerré al punto los ojos, en mi gélido espanto,
Y cuando volví a abrirlos a la claridad viva,
A mi lado, en lugar del maniquí potente
Que al parecer tenía gran provisión de sangre,
Restos de un esqueleto se agitaban confusos;
De ellos brotaba el grito que lanza una veleta
O un rótulo que pende de una barra de hierro

Y hace girar el viento en las noches de invierno.


Esta es una traducción de Luis Alberto de Cuenca del genial poema Metamorfosis del vampiro, de Baudelaire. Si decidís googlearlo, comprobaréis que hay cientos de traducciones distintas. Personalmente, me quedo con esta.

Ayer me "reencontré" con este poema por casualidad, revisando trabajos antiguos de clase. La divagación que salió de mi mente a propósito de estos versos no tiene ningún desperdicio, es más, me asombré recordando lo bien que me lo había pasado redactando el trabajo en cuestión. Y es que hay veces que se me olvida lo genial que es sentir pasión por lo que uno hace.

1 comentarios:

Hdarriba dijo...

Pero dinos esa divagación final :S
Ahora me quedo con la intriga

Publicar un comentario