Si hay algo que me apasiona de los retratos es la posibilidad de congelar ese instante en el tiempo, con una expresión determinada, un gesto... una mirada. Y es que las miradas pueden ser -y son, en efecto- increíblemente significativas. Algún motivo tendría que haber detrás de todos esos minutos que dedico a explorar las miradas de amigos y conocidos en todas las carpetas de fotografías que guardo en el ordenador. Una fotografía pone freno a todo movimiento, a cualquier conversación. Una fotografía simplemente te convierte en alguien inmortal.
Me encanta estudiar esas miradas en las fotos... ¿por qué no analizar la mía propia? Bien. Allí arriba me tenéis, en blanco y negro, un recorte de una instantánea tirada por mi amigo Víctor la semana pasada (no dejéis de visitar su blog para la sesión entera y, en general, para echar un vistazo a sus entradas, siempre interesantes). No sé en qué punto de la foto os habéis quedado. En mi cara. En mi pelo. En la camisa de cuadros. En los imperdibles de los pantalones. Intuyo que cada uno de vosotros se habrá detenido en un detalle distinto. Y sin embargo... lo verdaderamente significativo, lo que marca el aire y el enfoque de la foto, es la mirada. No es siquiera esa sonrisa a medias. Una sonrisa puede ser engañosa, puede ser fingida, puede ser de simple compromiso. Pero una mirada... no, una mirada es siempre sincera y franca. Los humanos aún no hemos aprendido a mentir con los ojos. ¿Qué veis en mis ojos, tras ellos? Yo veo oscuridad. Veo un profundo pozo, veo tristeza, añoranza, soledad. En mis ojos veo ansias de un abrazo, de una mano amiga extendiéndose hacia mí, veo ganas de un beso que detenga el mundo. También veo sinceridad, franqueza, esperanza. La sonrisa, en este caso, no es fingida. Pero no concuerda del todo con los ojos que la acompañan. Puede que en ese momento concreto sintiese ganas de sonreír, pero el sentimiento general es muy distinto. Quizá el fotógrafo esté de acuerdo, quizá no. Pero esa mirada destila melancolía en su estado más puro.
Me encanta estudiar esas miradas en las fotos... ¿por qué no analizar la mía propia? Bien. Allí arriba me tenéis, en blanco y negro, un recorte de una instantánea tirada por mi amigo Víctor la semana pasada (no dejéis de visitar su blog para la sesión entera y, en general, para echar un vistazo a sus entradas, siempre interesantes). No sé en qué punto de la foto os habéis quedado. En mi cara. En mi pelo. En la camisa de cuadros. En los imperdibles de los pantalones. Intuyo que cada uno de vosotros se habrá detenido en un detalle distinto. Y sin embargo... lo verdaderamente significativo, lo que marca el aire y el enfoque de la foto, es la mirada. No es siquiera esa sonrisa a medias. Una sonrisa puede ser engañosa, puede ser fingida, puede ser de simple compromiso. Pero una mirada... no, una mirada es siempre sincera y franca. Los humanos aún no hemos aprendido a mentir con los ojos. ¿Qué veis en mis ojos, tras ellos? Yo veo oscuridad. Veo un profundo pozo, veo tristeza, añoranza, soledad. En mis ojos veo ansias de un abrazo, de una mano amiga extendiéndose hacia mí, veo ganas de un beso que detenga el mundo. También veo sinceridad, franqueza, esperanza. La sonrisa, en este caso, no es fingida. Pero no concuerda del todo con los ojos que la acompañan. Puede que en ese momento concreto sintiese ganas de sonreír, pero el sentimiento general es muy distinto. Quizá el fotógrafo esté de acuerdo, quizá no. Pero esa mirada destila melancolía en su estado más puro.
2 comentarios:
Estás muy melancólica, eso es innegable, es una de las razones para que la pasara a blanco y negro.
Necesitas a tu chico, jeje, eso se te nota con sólo mirarte.
Es un auténtico placer hacerte fotos, y sobre todo hablarnos, que lo echaba mucho de menos.
Besotes enormes, ahora voy a cenar :)
:DDDDDDDDDD Koiiiiiii bellisima bella, tus entradas ultimamente dan mucho que pensar.
Pensar en esos pequeños momentos o esos pequeños gestos que no nos percatamos de ellos asta que leemos o vemos algo como lo que tu as escrito.
Bravo:)
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