Como es habitual en mí últimamente, he estado revisando antiguos escritos. Me gustan especialmente los que me "obligaban" a desarrollar para la parte de creatividad de la asignatura de redacción y composición. Francamente, durante este curso fue lo único que me motivó para escribir algo, y pocas veces logré algo decente. Este pequeño escrito tenía que ser una imitación de "Inventario de lugares propicios al amor", del grandioso ángel González.
Un sitio donde nadie te mire,
Donde la chimenea te dé cobijo
Y tengas cerca una bandeja de dulces.
Los parques son dudosos:
Por sus ancianos, sus niños gritando,
Las abuelas que han de juzgarte
Si ven una mano donde no debe estar
O un beso de más de tres segundos.
La calle cuelga un cartel de “peligro”
Para los más pasionales enamorados:
Coches, ruido y, sobre todo, gente.
El amor es cosa de dos.
El frío contribuye al acercamiento,
Así que reza para que nieve
(y alguien te invite a chocolate caliente).
El alcohol, a veces amigo,
Es sin embargo engañoso:
No conviene confundir a la pareja con otra persona.
Quizá el amor te pida un cine:
Calor, abrazos y palomitas.
El cine de terror es sin duda amigo del amor:
Van de la mano en abrazos-refugio.
“Prohibido pasar a enamorados”,
rezan las iglesias...
Pues quizá a los que dicen ser más puros
Les ofenda el más puro de los sentimientos.
Aunque no encuentres el lugar idóneo,
No dejes de amar. Merece la pena.
Estas líneas datan del 31 de marzo. Y, al igual que cuando regreso a las historias de ángeles caídos y siento que estoy viviendo la mía propia, este último verso me ha caído encima como una tormenta. "Merece la pena". Parece ser que tengo algo de vidente, de adivina o quizá sólo es que tenga percepciones ultrasensoriales intensas combinadas a futuras corazonadas. Quién sabe. El caso es que no me equivocaba, nunca lo he hecho: el merece la pena es todo lo que tiene lógica a estas alturas. Ya veis. La lógica escasea, por mucho que te empeñes: no se encuentra en todas partes. Lucifer no lo sabe todo, no a día de hoy, y esto nos deja a los mortales oportunidades estupendas. Como, por ejemplo, la de enamorarse. Incluso cuando no quieres. Incluso cuando no debes. Lucifer, dale besos a este corazón de Casandra. ¡Merece la pena!
Un sitio donde nadie te mire,
Donde la chimenea te dé cobijo
Y tengas cerca una bandeja de dulces.
Los parques son dudosos:
Por sus ancianos, sus niños gritando,
Las abuelas que han de juzgarte
Si ven una mano donde no debe estar
O un beso de más de tres segundos.
La calle cuelga un cartel de “peligro”
Para los más pasionales enamorados:
Coches, ruido y, sobre todo, gente.
El amor es cosa de dos.
El frío contribuye al acercamiento,
Así que reza para que nieve
(y alguien te invite a chocolate caliente).
El alcohol, a veces amigo,
Es sin embargo engañoso:
No conviene confundir a la pareja con otra persona.
Quizá el amor te pida un cine:
Calor, abrazos y palomitas.
El cine de terror es sin duda amigo del amor:
Van de la mano en abrazos-refugio.
“Prohibido pasar a enamorados”,
rezan las iglesias...
Pues quizá a los que dicen ser más puros
Les ofenda el más puro de los sentimientos.
Aunque no encuentres el lugar idóneo,
No dejes de amar. Merece la pena.
Estas líneas datan del 31 de marzo. Y, al igual que cuando regreso a las historias de ángeles caídos y siento que estoy viviendo la mía propia, este último verso me ha caído encima como una tormenta. "Merece la pena". Parece ser que tengo algo de vidente, de adivina o quizá sólo es que tenga percepciones ultrasensoriales intensas combinadas a futuras corazonadas. Quién sabe. El caso es que no me equivocaba, nunca lo he hecho: el merece la pena es todo lo que tiene lógica a estas alturas. Ya veis. La lógica escasea, por mucho que te empeñes: no se encuentra en todas partes. Lucifer no lo sabe todo, no a día de hoy, y esto nos deja a los mortales oportunidades estupendas. Como, por ejemplo, la de enamorarse. Incluso cuando no quieres. Incluso cuando no debes. Lucifer, dale besos a este corazón de Casandra. ¡Merece la pena!
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