Lecturas obligatorias

Cuando se me planta delante un libro que no ha sido elegido por mi persona, predispongo automáticamente un cierto reparo. Es como si mi mente dijese: "espera un momento, tú no lo has elegido, sé que son prejuicios, pero... no disfrutaré leyéndolo". Sin embargo, este curso me ha sorprendido gratamente. La abrumadora cantidad de lecturas obligatorias me está permitiendo, como la estadística apunta, disfrutar de un buen número de ellas.

Ya puestos a ello, es mi forma de disfrutar de mi "trabajo".

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