And I'm feelin' low an' everybody looks the same.
Well, you catch my eye, and then you come on strong an' try to make your play.
Just because we loved tonight, please don't you think it's gonna stay that way.
Don't you know that you're nothin' more than a one night stand.
Tomorrow I'll be on my way, an' you can catch me if you can.
Honey, take me by the hand and play that game again, yeah.
Seguro que Janis, cuando escribió esta canción, no esperaba enamorarse. Estoy convencida. Pero también lo estoy de que en algún momento de su vida y su carrera se enamoró. Quizá no duró para siempre, quizá fue una historia de las que no funcionan, quizá Janis no quiso arriesgarse. Pero seguro que pese a todo lo que cantaba con su desgarrada garganta... se enamoró perdidamente.
Y es que, en ocasiones, las cosas no salen como uno espera que lo hagan y, aunque por lo general esto pueda parecer muy negativo, a veces nos vemos gratamente sorprendidos. Y eso es lo que me ha ocurrido. He cumplido años desde que nací, como es obvio, una vez por año, todos los días 6 del primer mes. Y todos han sido apabullantemente desesperanzadores. Alguna vez, ya no digo todas y cada una de las ocasiones, hubiese agradecido que alguien se molestase en saber lo que quiero, lo que me gusta, lo que necesito. Nunca había ocurrido hasta este momento, hace exactamente tres días. Con el frío llegó una bonita cifra, 22, y con ella la esperanza de que este año las cosas fuesen radicalmente diferentes. Lo fueron. Y muy diferentes.
Recibí regalos. Hice cosas que jamás pensé hacer y me sorprendí con cada una de ellas. Me brotó una sonrisa desde el primer minuto del día y aún me dura. A mí, como a Janis, me sorprendió el amor cuando menos lo esperaba y, lo que es más, todo es tan grande, tan enormérrimo y fantafurontástico, que incluso esos días nefastos en que me hacía más adulta se han convertido en días de luces de colores, explosiones en el cielo, olor a salitre y manzanas dulces. Gracias.
Y es que, en ocasiones, las cosas no salen como uno espera que lo hagan y, aunque por lo general esto pueda parecer muy negativo, a veces nos vemos gratamente sorprendidos. Y eso es lo que me ha ocurrido. He cumplido años desde que nací, como es obvio, una vez por año, todos los días 6 del primer mes. Y todos han sido apabullantemente desesperanzadores. Alguna vez, ya no digo todas y cada una de las ocasiones, hubiese agradecido que alguien se molestase en saber lo que quiero, lo que me gusta, lo que necesito. Nunca había ocurrido hasta este momento, hace exactamente tres días. Con el frío llegó una bonita cifra, 22, y con ella la esperanza de que este año las cosas fuesen radicalmente diferentes. Lo fueron. Y muy diferentes.
Recibí regalos. Hice cosas que jamás pensé hacer y me sorprendí con cada una de ellas. Me brotó una sonrisa desde el primer minuto del día y aún me dura. A mí, como a Janis, me sorprendió el amor cuando menos lo esperaba y, lo que es más, todo es tan grande, tan enormérrimo y fantafurontástico, que incluso esos días nefastos en que me hacía más adulta se han convertido en días de luces de colores, explosiones en el cielo, olor a salitre y manzanas dulces. Gracias.
1 comentarios:
Me he quedado sin palabras y demasiado emocionado...
El frío que tenía se disipó y pasó a ser cándido calor...
Me alegro de que esos días aciagos se hayan tornado en días felices llenos de cosas impactantes y canes in media res.
Sabes que cada año me esforzaré porque sea mejor y sabes los motivos, amor (K)
Te amo, pequeña (L)^^
You take my breath away...
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