Alambre de espinos

El alambre de espinos tiene algo que resulta fascinante. Quizá sea su aspecto amenazador, con el alambre no hay confusión posible: te acercas, lo tocas, te duele. El alambre hace daño y eso hemos aprendido con la edad y el paso del tiempo. No es conveniente acercarse demasiado. Alambre, espino. Una sustancia fría y metálica en comunión con una metáfora natural. Espino. Con alambre, claro. Una invención del ser humano para proteger sus territorios, sus posesiones, sus bienes, todo lo que aprecia... o quizá aquello que no aprecia pero quiere ver resguardado de miradas ajenas.

Lo mejor del alambre de espino es que una vez te enganchas, soltarse es difícil. Soltad a alguien en un habitáculo cubierto de alambre. Tras el primer corte vendrán muchos más. Si tratas de retroceder, el alambre de espinos te desgarrará la piel. Sangre, más sangre. Es el arma definitiva. Siniestra, peligrosa, infinita, imposible.

Alambre de espinos.

1 comentarios:

Hdarriba dijo...

y cómo es que te a dado por pensar en el alambre de espinos?

Publicar un comentario