Volver

De todos los pensamientos que me asaltan a diario, esa pequeña palabra es la más recurrente. Esas seis letras, formando un sonido envolvente una vez pronunciadas, esas dos uves de victoria, de vivir, de valkiria. Volver. Seis letras, sólo seis. Sin embargo, ahora esta palabra parece alargarse en el tiempo; combarse, estremecerse, doblarse con la ductilidad del caramelo.

Y volver es volver, en todos los aspectos de la vida de este pequeño pececito que pugna a cada instante para ser un dragón.

Volver significa que Koi ha de retomar su vida activa como escritora pésima de entradas en su blog.

Volver significa la vuelta a esos instantes de emoción máxima cuando conoció en persona a Vodevil y se estremeció ante la fuerza del primer beso.

Volver significa que encontraré una cama que me pertenezca, que nos pertenezca.

Volver significa que el tiempo no significa nada y nunca volverá a hacerlo.

Volver significa tardes en el sofá -o quizá cayéndonos de él-, tardes de risas, tardes de vinilos abrazados en las sábanas, tardes de disfraces, tardes de masa de brownies, tardes de humo, tardes de lluvia, tardes de té, tardes de cristales de esperanza, tardes de futuro.

Volver significa debatir durante horas sobre qué hacer y llegar a la conclusión de que... a las 5:30 en el ayuntamiento.

Volver significa poder comer cachopo y no tener que preocuparse de que la lluvia moje la colada.

Volver es tanto... volver es todo. He de volver. Volveré, muy pronto. Tanto a mi casa, mi hogar, su corazón, como a mi vida activa en el blog. En estos días lo necesito.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre que el VolVer se estire y se hago más largo, recuerda a Einstein. "Time meant nothing, never would again."

Volver a mirar al cielo en silencio, de la mano; a comer anacardos y a hacer ruidos guturales; a ver películas y fartarnos con pizza amasada a puñetazos...

Te echo de menos. Necesito que vuelvas pronto.

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