Que si la noche se estaba encuerando no fue para verme
Lo que quería es cincuenta y la cama ¿con quién?, daba igual
Con troncos viejos que con calaveras, que esconden los dientes
Con dedos largos que nadie les queda para señalar
Con los muñones que escriben derecho en renglones torcidos
Con el olvido que siempre se acuerda de resucitar,
Con los relojes que me echan las cuentas y no han entendido
Que no me he rendido, quise fracasar.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Jamás rendirse ni en las horas más oscuras porque merece demasiado la pena y hasta la tormenta más brutal, se la acaban llevando los vientos de Thor.

Porque puliré de nuevo nuestras armaduras para que vuelvan a ser brillantes y rutilen como los soldados de la noche. Te amo, valkiria.

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