Vegetales

- Siempre he tenido mala suerte con las plantas.
- ¿Mala suerte? Eso es lo que piensas tú. En realidad, es que no las has regado lo suficiente. O que no están cerca de la luz. O, en el caso de los cactus, que tienen demasiada agua.
- Quién sabe. Todas acaban muertas. Podridas. Las flores se marchitan, se caen, me dejan el suelo perdido de mugre verdosa. ¿Tú sabes lo que cuesta limpiar eso?
- Claro. No siempre he tenido tanta mano para las plantas como ahora. He tenido que "matar" a unas cuantas antes de que decidiesen que soy un buen cuidador.
- ¿Les hablas?
- ¿A quiénes? ¿A las plantas? Por supuesto. Y, de vez en cuando, les hago escuchar un buen vinilo. Es bueno para ellas, ¿sabes? Crecen felices.
- ¿Cómo puedes saber eso?
- Yo no lo sé. ¿Cómo podría saberlo? Pero es la sensación de que son felices lo que me basta. Me basta y me sobra para serlo yo también.
- Um. Creo que debería cambiar de lugar mis hibiscos.
- Deberías. Definitivamente, deberías.

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