Para nadie, para alguien


El cálido resplandor de la luna baña tu cuerpo en destellos de plata. Un millar de sensaciones recorren toda mi piel mientras te contemplo, extasiada. Esta noche el cielo brilla sin el titilar azulado de las estrellas...mas, bajo tus níveos párpados, se esconden esos luceros que son mi guía en la lluvia de un atardecer impregnado de hastío, en un amanecer salpicado de esperanza, en un alentador suspiro de inmutable tranquilidad. Bajo tus pestañas de ébano y azabache imagino el candor de tu serena mirada, salpicada de verdes gotas de magia; el exultante reflejo de tu alma pura y sincera.Como el suave aletear de una mariposa, una leve sonrisa se dibuja en tu rostro dormido. La curva de tus labios rescribe la historia...comprendo ahora que necesitaría un millar de vidas para renunciar al dulce roce de tu boca sobre la mía, a la humedad pasional de tus besos, al amor de un susurro impregnado en tu risa...y ni siquiera todo ese tiempo sería suficiente para dejar de imaginarte.

A tu lado, hoy todo es paz.

Es imposible que una noche consuma todos sus minutos sin haber saboreado por un instante la ternura que nace con tus palabras, una caricia, un abrazo de fuerza devastadora. Te necesito, en estos instantes más que nunca. Eres el elemento esencial del que hasta ahora carecía. Eres el ángel de hielo que coordina mis pasos, aquel que me rescata de las redes del error y la equivocación; eres tú quien seca las lágrimas que hielan de desamparo mis mejillas.

Todo eres en mí.

Por miles de motivos quisiera agradecerte esta existencia, dichosa y feliz como jamás habría podido tejer en mis sueños. Sé que aquí estarás, protegiéndome del veneno del rencor y la inseguridad, logrando que cada segundo sea un ardiente destello de ilusión. Ahora eres mi vida. Toda tu esencia invade mi ser, es la sangre reclamada por este corazón que hoy es inmenso...porque tú, con gracia divina, has depositado en mí todo lo que posees. Juntos hemos roto esa barrera. Un alma indivisible, inmaculada, sublime. El alma de un amor delicioso y eterno, de nuestro amor; de nosotros.

Los primeros rayos de sol comienzan a despuntar a lo lejos. En unos instantes me cegará la luz de tus ojos de esmeralda, por ahora cerrados en plácido sueño; y por una vez deseo que sean mis sentimientos bañados en tinta los que de ellos hagan brotar lágrimas perladas de alegría. Alegría y felicidad; plena y absoluta. Gracias por estar a mi lado, gracias por enseñarme el significado de aquella palabra que antaño contemplaba con indiferencia: amor.

Hoy la tinta de mi alma vuela, apresurada, para definirte las más bellas sensaciones que afloran de este corazón enamorado. Pero sé con certeza que una vez que regreses del mundo onírico será a mí a quien veas, y yo seré la afortunada mujer con la que compartas el resto de esta eternidad que nos aguarda con impaciencia. Así pues...escribamos juntos esta historia.

Desde ahora, desde siempre, hasta el fin de los días...

Te amo.

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Escribí esta carta hace ya algunos años, sin propósito ni esperanza de que algún día el mundo me brindase a un destinatario adecuado. Vacié mis ansias de sentir, tracé palabras que brillaban en honor del amor, a sabiendas de que jamás sería capaz de sentirlo en mi mutilado corazón.

Una vez más, me equivocaba. Y no todo es tan emocional ni tan lógico, la razón ha decidido despeñarse y llevarse de la mano un par de corazones que, en estado de suspensión, laten muy despacio, cobijados en una cueva que hace reverberar su tenue pálpito hasta hacerlo audible en al otra punta del planeta. Al final el destinatario adecuado decició dejarse ver, acariciar, comprender. El corazón mutilado dejó de estarlo. El amor decidió revelarse como aquellas alas que se nos habían denegado.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Me resulta muy impactante como con el pleno desconocimiento el uno del otro, hemos llevado a cabo cosas realmente similares y sobre la misma índole. A eso se le llama Seníxoca.

Sabes que tras leer esto me quedé sin palabras y cada vez que lo leo me gusta más que la anterior. Gracias por dejarme ser el destinatario.

Entre esta carta y 'A la mujer que nunca conoceré' estamos hechos unos tiernos que anhelaban lo mismo.

You know we're really gonna have it made.

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