Yo siempre he dicho que todo se merece una segunda oportunidad, y una tercera, y una cuarta, y así sucesivamente. No siempre nos manifestamos de la misma forma y el ser humano camina en constante evolución (o al menos, esa es la idea... se me ocurren unas cuantas excepciones). Así pues, algo que en un momento dado nos desagradó o no funcionó de forma correcta, debe ser puesto a prueba de nuevo, sólo por el beneplácito de la duda y la idea de que a nuestro "yo actual" quizá le resulte grato.
Al grano: hay lecturas que me han parecido horripilantes y hoy veo que es momento de darles una nueva oportunidad. ¿Por qué? Bueno, quizá el primer motivo sea que mis obligaciones más inminentes (estudiar, hacer exámenes y terminar una carrera) me empujan a buscar cualquier distracción que posponga semejante agonía (teoría, práctica y mejora de la procrastinación: algún día escribiré sobre ello). Partiendo de esta idea, veréis un fallo importante en mis planes: se puede perder el tiempo de forma mucho más simple y placentera, ¿para qué demonios vas a meterte en camisas de once varas y ponerte frente a un libro que hace años no conseguiste siquiera terminar? Bueno, las cosa complicadas, extrañas, los retos y las "camisas de once varas" son algo muy placentero. La vida, sin afán de superación, se quedaría en una sombra de lo que podría haber sido. Hay que marcarse objetivos y retarse a uno mismo cada día. Bueno, releer a Dostoievski no es un logro por el que vaya a recibir alabanzas, desde luego no es comparable a iniciar una nueva carrera espacial. Pero, desde luego, es más gratificante y "complejo" que tumbarse en el sofá a ver telebasura.
En fin. Crimen y castigo. Esa novela sobre la que había leído maravillas y que empecé hace cinco años. Las primeras páginas me resultaron atrayentes, las devoré en un brevísimo lapso de tiempo. Sin embargo, a medida que avanzaba la historia (o, mejor dicho, a medida que no avanzaba) fue decayendo mi interés. Lo dejé a las pocas páginas del final. No pude con el señor ruso y su forma de plasmar la psique humana de un asesino. En fin, a mi yo de 18 años le decepcionó enormemente Crimen y castigo. No me siento mal por ello, no tengo por qué alabar una supuesta obra maestra que me resultó un infierno. Sin embargo, es momento de volver sobre ello y enfrentarme otra vez al dichoso ruso. Esta vez, aunque sea por orgullo de casi-filóloga, lo terminaré. Ya os daré mi veredicto.
Al grano: hay lecturas que me han parecido horripilantes y hoy veo que es momento de darles una nueva oportunidad. ¿Por qué? Bueno, quizá el primer motivo sea que mis obligaciones más inminentes (estudiar, hacer exámenes y terminar una carrera) me empujan a buscar cualquier distracción que posponga semejante agonía (teoría, práctica y mejora de la procrastinación: algún día escribiré sobre ello). Partiendo de esta idea, veréis un fallo importante en mis planes: se puede perder el tiempo de forma mucho más simple y placentera, ¿para qué demonios vas a meterte en camisas de once varas y ponerte frente a un libro que hace años no conseguiste siquiera terminar? Bueno, las cosa complicadas, extrañas, los retos y las "camisas de once varas" son algo muy placentero. La vida, sin afán de superación, se quedaría en una sombra de lo que podría haber sido. Hay que marcarse objetivos y retarse a uno mismo cada día. Bueno, releer a Dostoievski no es un logro por el que vaya a recibir alabanzas, desde luego no es comparable a iniciar una nueva carrera espacial. Pero, desde luego, es más gratificante y "complejo" que tumbarse en el sofá a ver telebasura.
En fin. Crimen y castigo. Esa novela sobre la que había leído maravillas y que empecé hace cinco años. Las primeras páginas me resultaron atrayentes, las devoré en un brevísimo lapso de tiempo. Sin embargo, a medida que avanzaba la historia (o, mejor dicho, a medida que no avanzaba) fue decayendo mi interés. Lo dejé a las pocas páginas del final. No pude con el señor ruso y su forma de plasmar la psique humana de un asesino. En fin, a mi yo de 18 años le decepcionó enormemente Crimen y castigo. No me siento mal por ello, no tengo por qué alabar una supuesta obra maestra que me resultó un infierno. Sin embargo, es momento de volver sobre ello y enfrentarme otra vez al dichoso ruso. Esta vez, aunque sea por orgullo de casi-filóloga, lo terminaré. Ya os daré mi veredicto.
1 comentarios:
Ya sabes que yo tengo unos cuantos libros pendientes de releer que aunque no sean de Dostoievski me gustaría acabar algun dia.
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