- ¡Malditos mis zarrapahuesos! -gritó, sacudiendo el tarro en el aire-. ¡Vengo a cazar sueños bonitos y dorados y... ¿qué es lo que atrapo?
- ¿Qué es lo que tienes en el bote? -repite Sofía.
- ¡Un horrible jorobanoches! ¡Un sueño malo! ¡No, peor que un sueño malo! ¡Es una pescadilla!
- Una pesadilla querrás decir -le corrigió Sofía-. ¡Qué mala suerte! ¿Qué vas a hacer con ella?
- Desde luego, no la dejaré escapar -dijo el GGB-. Si lo hiciera, algún pobre chiquillo podría pasar un rato terriblihorripilante. Este sueño es un zurripastroso asustagentes. ¡Lo haré explontar tan pronto como lleguemos a casa!
- Las pesadillas son algo tremendo -dijo Sofía-. Una noche tuve una, y desperté bañada en sudor.
- Pues con esta, te dispirtarías gritando -explicó el GGB-. El sueño que hay ahí dentro te pondría los dientes de punta, y te castañetearían los pelos y, por último, la sangre se te cobrintiría en carambámbanos de hielo, y tu piel acabaría arrastrándose por el suelo...
- ¿Tan malo es?
- ¡Peor! -gritó el GGB-. ¡Es una porcochambre basurosa! ¡Y un furris infernal! ¡Y un luciferinodemonche! ¡Las tres cosas a la vez! Pero yo es contento de tenerlo incirrado. ¡Ahí te quedas, mala bestia! -añadió indignado-. ¡Nunca más volverás a fistidiar a los pobrecitos niños de los guisantes humanos!
- ¿Qué es lo que tienes en el bote? -repite Sofía.
- ¡Un horrible jorobanoches! ¡Un sueño malo! ¡No, peor que un sueño malo! ¡Es una pescadilla!
- Una pesadilla querrás decir -le corrigió Sofía-. ¡Qué mala suerte! ¿Qué vas a hacer con ella?
- Desde luego, no la dejaré escapar -dijo el GGB-. Si lo hiciera, algún pobre chiquillo podría pasar un rato terriblihorripilante. Este sueño es un zurripastroso asustagentes. ¡Lo haré explontar tan pronto como lleguemos a casa!
- Las pesadillas son algo tremendo -dijo Sofía-. Una noche tuve una, y desperté bañada en sudor.
- Pues con esta, te dispirtarías gritando -explicó el GGB-. El sueño que hay ahí dentro te pondría los dientes de punta, y te castañetearían los pelos y, por último, la sangre se te cobrintiría en carambámbanos de hielo, y tu piel acabaría arrastrándose por el suelo...
- ¿Tan malo es?
- ¡Peor! -gritó el GGB-. ¡Es una porcochambre basurosa! ¡Y un furris infernal! ¡Y un luciferinodemonche! ¡Las tres cosas a la vez! Pero yo es contento de tenerlo incirrado. ¡Ahí te quedas, mala bestia! -añadió indignado-. ¡Nunca más volverás a fistidiar a los pobrecitos niños de los guisantes humanos!
Roald Dahl - El Gran Gigante Bonachón
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