Summertime

Hace años comenzó como un baile apasionado que nos contagió con sus fiebres, un verano cálido y humeante, que se selló con un cráter en la línea entre las dos partes, oriental, occidental. Allí dejamos parte de nuestras almas. La otra... la evaporamos en suspiros rápidos y amargos, en sombras contra tu pared, en los surcos de la música de tu tocadiscos lacado; la otra se estrelló contra el muro hasta abrir una grieta.

Y al año siguiente... las noches sin teatros en el callejón, sin marionetas ni el sonido de otras voces. El muelle cedió y caí de nuevo, atravesando las nubes, bajo las ramas ahora podridas. Llegó el calor y la tormenta no remitía, los rayos chisporroteaban contra mi conciencia. Algo dejamos atrás. Los canales se llevaron el resto.

Y el estío de hoy, empapado en sueños nuevos, me vuelve la espalda y se desliza, muy lejos de mí, con su enfermizo calor de rutina. Me quedo con esa línea. Con la parsimonia. Con la paz.

1 comentarios:

Victor dijo...

Sublime, como siempre, si tuvieras un botón de me gusta, lo pulsaría siempre :). Un besín tricia.

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