de Almendralejo,
le pesan veinte arrobas
sin el pellejo.
Los cojones del cura
de Tarancón,
que abulta cada uno
como un melón.
Los cojones del cura
de Villalpando,
los llevan cuatro bueyes
y van sudando.
Al cura de Villarejo
de Salvanés,
le llegan los cojones
hasta los pies.
El cura de Morata de Tajuña
se rasca los cojones con la uña,
pero en cambio el de Arganda
se pisa los cojones cuando anda.
¡Rediós, y qué locuras
hacen con los cojones estos curas!
Anónimo
1 comentarios:
Epico ^^
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