- Así que por ahora vivo en el limbo. Cuando lleguen los comunistas me sacarán de aquí, invadirán la casa y lo destrozarán todo en dos días. Sin derecho a reclamaciones porque para ellos soy un fantasma invisible, basura social de la peor especie. Mientras llega ese momento disfruto mi libertad. Vivo con los poetas, con las lesbianas, con los artistas y los músicos, con bugarroncitos jóvenes y encantadores, con los trovadores y sus guitarras, con borrachos y mariguaneros, con putas y locos. En fin, la vida decadente. El final del burgués. El infierno. Es la felicidad, querido, vivir en tierra de nadie, en medio del fuego.
- Mientras dure.
- Sí, hasta que Dios quiera. Después aceptaré mi destino humildemente. Todo en este país va hacia la vulgaridad. Todo el que tenga pensamientos propios será condenado. Tarde o temprano será condenado. Es un caos kafkiano, un laberinto sin salida. El desprecio total.
- No te pongas dramático. Hay que ser más deportivo.
- Yo no me pongo dramático. Es dramático. No digas frasecitas frívolas para restar importancia a lo que te digo. Vivimos en un laberinto kafkiano. Que no se te olvide nunca. Primera vez que hablo esto en voz alta. Lo mascullo siempre, solo, caminando por la playa. Son mis pequeños secretos.
- Al menos sabes dónde estás y qué haces. Eres un hombre privilegiado.
- Quizás dentro de dos o tres años vienes a Varadero, Pedro Juan, y me verás vendiendo frituras asquerosas de harina en una cafetería sucia y llena de moscas en la calle 40. Ya no me dirán el Señor, con ese aire de reverencia. Me dirán "la maricona de la cafetería". "La vieja maricona", jajaja. Y allí estaré yo, sucio, patilludo, y con peste a manteca rancia. Pero riéndome y alegre. Lo haré con dignidad, poeta. Yo también llevo la poesía adentro. Y eso me salva. Lo que me toca en la vida lo recibo siempre con amor y compasión.
- Mientras dure.
- Sí, hasta que Dios quiera. Después aceptaré mi destino humildemente. Todo en este país va hacia la vulgaridad. Todo el que tenga pensamientos propios será condenado. Tarde o temprano será condenado. Es un caos kafkiano, un laberinto sin salida. El desprecio total.
- No te pongas dramático. Hay que ser más deportivo.
- Yo no me pongo dramático. Es dramático. No digas frasecitas frívolas para restar importancia a lo que te digo. Vivimos en un laberinto kafkiano. Que no se te olvide nunca. Primera vez que hablo esto en voz alta. Lo mascullo siempre, solo, caminando por la playa. Son mis pequeños secretos.
- Al menos sabes dónde estás y qué haces. Eres un hombre privilegiado.
- Quizás dentro de dos o tres años vienes a Varadero, Pedro Juan, y me verás vendiendo frituras asquerosas de harina en una cafetería sucia y llena de moscas en la calle 40. Ya no me dirán el Señor, con ese aire de reverencia. Me dirán "la maricona de la cafetería". "La vieja maricona", jajaja. Y allí estaré yo, sucio, patilludo, y con peste a manteca rancia. Pero riéndome y alegre. Lo haré con dignidad, poeta. Yo también llevo la poesía adentro. Y eso me salva. Lo que me toca en la vida lo recibo siempre con amor y compasión.
Pedro Juan Gutiérrez - El nido de la serpiente
1 comentarios:
uy, esto es muy decadente a lo Des Esseintes, no??
Pero tienes razón, no sé si me gustaría... :)
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