Abogo por la idea de poder, siempre que queramos, poder disponer de hasta 25 bolas de helado de vainilla. Defiendo los pequeños granitos debajo de los ojos por comer algo indebido. Protesto cuando nos retiran la bebida antes de tiempo. Propongo la libertad de elegir el wasabi en mi ración de sushi. Adoro comer y, muy especialmente, cuando la compañía es grata y amena. Cuando comer se convierte en un placer. Cuando el helado se transforma en reto y el cerdo en maravilla.
Unos 335 días después, quién sabe cuántas farturas enormérrimas acumulamos en nuestras espaldas. Cocacolas compartidas. Chocolate derretido. Experimentos culinarios. Tartas frustradas. Pizzas, simplemente pizzas. Esas deliciosas croquetas. Empanadillas mutantes.
Y nada tendría gracia ni sería placentero, la verdad, si no estuvieras a mi lado...
Unos 335 días después, quién sabe cuántas farturas enormérrimas acumulamos en nuestras espaldas. Cocacolas compartidas. Chocolate derretido. Experimentos culinarios. Tartas frustradas. Pizzas, simplemente pizzas. Esas deliciosas croquetas. Empanadillas mutantes.
Y nada tendría gracia ni sería placentero, la verdad, si no estuvieras a mi lado...
2 comentarios:
Y Siempre disponemos de, incluso, más de 25 bolas de helado de vainilla, porque somos Eternos, como el Cielo Azul.
Nuestras recetas perdurarán y de hecho hemos de actualizar el recetario del Pequeño Fartón y así hasta que acabe siendo un compendio de monstruosidades.
Por las empanadillas mutantes, por Nosotros ^^
Estas LOCA, pero que cierto hay en todo lo que decis, quien son los demas y nosotros mismos para impedirnos disfurtar sin preocupaciones, la verdad me gusta lo que escribis.
saludos...
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