En los momentos más duros, aquellos en que tuve que vivir en otra nación sin más ayuda que mi propio pensamiento o soportar un mes completo de ausencia absoluta, lo que mantuvo íntegra mi cordura fueron este tipo de recuerdos. Los recuerdos, sí, aquellos que me hacían tener la certeza de que todo era maravilloso y que, aunque el presente me atrapase como el pegajoso calor de la época estival, el futuro podría llegar a ser glorioso con momentos tan buenos como este. E incluso mejores.
No me equivoqué, en ningún momento lo hice. El futuro me ha demostrado, lo hace cada día, que si el pasado fue brillante comenzando en el verano pasado, el hoy es millones de veces mejor. Con mariposas. Con poesía. Con lluvia y parque. Y, por supuesto, con Nuestra típica ambigüedad... y tacones. Cómo no.
1 comentarios:
Como bien descubriste en Ender, "Somos lo que recordamos"
Tengo ganas de romper botellas, de llenar el salón de confeti y que los armarios queden llenos de pólvora.
Quiero que Nos travistamos de nuevo y acabar con el maquillaje hecho unos zorros debido a tu terrible sexilepsia.
Soy lo que recuerdo, soy Nosotros (K)
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