De vuelta y con espíritu

Me exasperan las personas incapaces de trascender a la realidad -la propia y la ajena-. El mundo no es una cuadrícula, no es un tablero de ajedrez perfectamente milimetrado: de vez en cuando -o siempre- es maravilloso escaparse de esos límites para volar. Aunque sea sólo en la imaginación. Por favor, reflexionad sobre ello. No comencéis otro curso, otro año, enterrados en vuestras casillas autoimpuestas. Volad alto.

La creación es un templo donde vivos pilares
hacen brotar a veces vagas voces oscuras;
por allí pasa el hombre a través de espesuras
de símbolos que observan con ojos familiares.

Como ecos prolongados que a lo lejos se ahogan
en una tenebrosa y profunda unidad,
inmensa cual la noche y cual la claridad,
perfumes y colores y sonidos dialogan.

Laten frescas fragancias como carnes de infantes,
verdes como praderas, dulces como el oboe,
y hay otras corrompidas, gloriosas y triunfantes,

de expansión infinita sus olores henchidos,
como el almizcle, el ámbar, el incienso, el aloe,
que los éxtasis cantan del alma y los sentidos.

Correspondencias, Charles Baudelaire. Traducción de Ignacio Caparrós.

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