Haciendo uso del tiempo libre que me brindan las vacaciones, me dedico en gran parte a la descarga y visionado de películas de terror, gore, serie B, zombis y demás. A veces se encuentran joyitas, la mayor parte es basura y, de vez en cuando, aparece algo como Otis.
Otis es una basura de película, desde luego. No me malentendáis: no puedo alabarla ni mucho menos decir que me haya gustado, pero sí que me hizo pasar un buen rato y soltar unas cuantas carcajadas. Viendo que el cine de terror suele ser taxativamente patético, Otis es una pequeña excepción en la que al menos nos vamos a reír.
Os resumo el argumento. Otis, un gordo inadaptado obsesionado sexualmente con su cuñada Kim, decide iniciar todo un periplo de secuestros y asesinatos de mozuelas jóvenes y de buen ver. A todas ellas las llama Kim. A todas ellas las rapta y con todas emula el rollo instituto americano: Otis se disfraza de jugador de rugby, Otis lleva a la chica en su descapotable, Otis se inventa un baile de graduación. En fin, tremendo.
A partir de estas líneas quizá os destripe el argumento, así que no sigáis leyendo si tenéis intenciones de ver esta película. La parte interesante, aparte de ver a este gordezuelo salido persiguiendo a la guapa Kim (no, en realidad no se llama Kim, como ya habréis supuesto), es la entrada en escena de la familia de la secuestrada. Una familia normal, ante situaciones de peligro o amenaza, se puede volver aún peor que la familia de Leatherface. Deciden ir en busca y captura de Otis una vez conocen su identidad, sin embargo, la casualidad quiere que sea el hermano de Otis quien se encuentren en la casa de este. ¿La consecuencia? Un hombre inocente torturado y asesinado. Pero no pasa nada. Otis recibe también su merecido: unos cuantos escopetazos en su oronda tripa cuando acude a casa de los afectados a entregar una pizza. Un buen plan, claro que sí. Destripa a tu repartidor.
En resumen, una peli que no merece demasiado la pena ver, pero con algunos puntazos muy graciosos. A lo largo de la historia también se hacen menciones a El señor de las moscas y al salvajismo plasmado en este, así como a la canción de Blue Öyster Cult, Don't fear the reaper. Un par de referencias interesantes.
¿Mi nota? Dejémoslo en un 4 sobre 10. No merece más, tampoco menos.
Otis es una basura de película, desde luego. No me malentendáis: no puedo alabarla ni mucho menos decir que me haya gustado, pero sí que me hizo pasar un buen rato y soltar unas cuantas carcajadas. Viendo que el cine de terror suele ser taxativamente patético, Otis es una pequeña excepción en la que al menos nos vamos a reír.
Os resumo el argumento. Otis, un gordo inadaptado obsesionado sexualmente con su cuñada Kim, decide iniciar todo un periplo de secuestros y asesinatos de mozuelas jóvenes y de buen ver. A todas ellas las llama Kim. A todas ellas las rapta y con todas emula el rollo instituto americano: Otis se disfraza de jugador de rugby, Otis lleva a la chica en su descapotable, Otis se inventa un baile de graduación. En fin, tremendo.
A partir de estas líneas quizá os destripe el argumento, así que no sigáis leyendo si tenéis intenciones de ver esta película. La parte interesante, aparte de ver a este gordezuelo salido persiguiendo a la guapa Kim (no, en realidad no se llama Kim, como ya habréis supuesto), es la entrada en escena de la familia de la secuestrada. Una familia normal, ante situaciones de peligro o amenaza, se puede volver aún peor que la familia de Leatherface. Deciden ir en busca y captura de Otis una vez conocen su identidad, sin embargo, la casualidad quiere que sea el hermano de Otis quien se encuentren en la casa de este. ¿La consecuencia? Un hombre inocente torturado y asesinado. Pero no pasa nada. Otis recibe también su merecido: unos cuantos escopetazos en su oronda tripa cuando acude a casa de los afectados a entregar una pizza. Un buen plan, claro que sí. Destripa a tu repartidor.
En resumen, una peli que no merece demasiado la pena ver, pero con algunos puntazos muy graciosos. A lo largo de la historia también se hacen menciones a El señor de las moscas y al salvajismo plasmado en este, así como a la canción de Blue Öyster Cult, Don't fear the reaper. Un par de referencias interesantes.
¿Mi nota? Dejémoslo en un 4 sobre 10. No merece más, tampoco menos.
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